Cuando pensamos en la redacción de un plan de igualdad de empresa podemos hacerlo desde varias perspectivas, la más habitual, la normativa. Ciertas entidades están obligadas por la ley orgánica 3/2007 a disponer de un plan de igualdad y este empujón por parte del estado nos da la oportunidad de desarrollar un tema al que quizá no diésemos prioridad. Por otro lado, la realidad de un negocio o sector profesional puede hacer necesario disponer de un plan por requerimientos de clientes o administraciones públicas.
La necesidad de implantar un plan de igualdad
Sin embargo, las políticas de Responsabilidad Social Corporativa y la firme creencia de la mejora como organización son los puntos principales que nos deben llevar a la implantación efectiva de un plan de igualdad de género. Para Eva Padilla, consultora de igualdad, “el plan de igualdad es la herramienta básica para poder seguir una hoja de ruta que nos guíe hacia la consecución de un clima laboral óptimo en una empresa. Si hay igualdad de condiciones entre unas y otros hay motivación, y con la motivación llega la mejor y mayor productividad”.
Cómo se elabora un plan de igualdad
La situación en las empresas españolas es mejorable, y pasa por erradicar la brecha salarial, facilitar la conciliación y crear una cultura interna de igualdad de oportunidades. De cara a la implantación de los planes, el ministerio de igualdad dispone de un espacio web con la ayuda necesaria para realizar todo el proceso que nos lleve a erradicar la discriminación por razón de sexo:
- Manual y herramientas de apoyo
- Subvenciones disponibles
- Cuestionarios técnicos: Cómo medir la situación de igualdad en la organización, efectividad de las medidas de igualdad, detección de estereotipos de género, etc…
- Preguntas frecuentes sobre el servicio de asesoramiento.
A un nivel más específico, y aplicando los manuales y cuestionarios anteriores se llega a un proceso de trabajo en el que se debe pasar por varias fases:
Fases del plan de igualdad
Compromiso de la organización
El compromiso de la organización es fundamental y se materializa en un comunicado a todos los trabajadores en el que se anuncia el comienzo de los trabajos que llevará a la implantación del plan de igualdad. La dirección también debe hacer público el equipo de empleados que compondrán la comisión de igualdad que elabora el plan y que serán los encargados de llevar a cabo todas las acciones necesarias.
Análisis de la situación.
En un primer término se debe evaluar de manera sencilla si la empresa ya realiza acciones que faciliten la igualdad de oportunidades y en general la situación interna de la organización en materia de igualdad. En un segundo término se debe realizar una encuesta que lleve a un diagnóstico más completo, teniendo en cuenta la opinión del conjunto de trabajadores y con el objetivo de detectar situaciones como falta de oportunidades entre mujeres, acoso sexual o incluso violencia de género. La clave está en descubrir cómo influye la aplicación de la igualdad en todos los departamentos y cómo mejorar cada uno de ellos. La planificación de estas acciones compete a la siguiente fase:
Programación
Establecer un cronograma que marque los momentos y acciones a llevar a cabo es fundamental. En la programación se deben incluir también las personas y funciones a realizar y especificar pormenorizadamente todos los detalles.
Implantación
Una vez que tenemos redactado y aprobado nuestro plan es el momento de una comunicación formal hacia todo el equipo. Las acciones que se seguirán en los procesos empresariales han de quedar claras y potenciar la estructura corporativa, conectando la gestión de la calidad y la excelencia con las políticas de igualdad.
Evaluación
El plan de igualdad no debe ser papel mojado, sino nuestras propias normas de aplicación en el trabajo y procedimientos diarios. Anualmente se debe revisar y realizar un seguimiento o auditoría. Se debe decidir si se amplía, mejora o se renueva con nuevas ideas o necesidades que veamos que se puedan detectar.
Ventajas empresariales de implementar un plan de igualdad
Aunque se debe cumplir con la normativa, desde un punto de vista empresarial, tener un plan de igualdad activo puede traer numerosos beneficios:
Imagen moderna y actual
Las empresas deben fomentar una comunicación acorde a los tiempos que vivimos. Aplicando políticas de igualad (y comunicándolas de modo eficiente), la organización estará más valorada en el plano social.
Flexibilidad laboral
Los equipos de trabajo igualitarios se adaptan más fácilmente a nuevas normas y procedimientos de trabajo. La flexibilidad en las condiciones para realizar las tareas inherentes al puesto de trabajo también aporta un mayor servicio a la empresa, pues los horarios son más amplios y las jornadas son más productivas al coexistir más personas durante más tiempo laboral en el espacio de trabajo.
Motivación
Es importante que la plantilla se vea identificada con los valores empresariales, por lo que la aplicación de normas que fomentan la igualdad y la conciliación de la vida personal redundará en una mayor motivación. Esto es así especialmente por dos factores: mejora el clima de trabajo y baja la rotación de personal. El Talento de los empleados agradecen esfuerzos por aplicar la igualdad, especialmente en el ámbito femenino, más mentalizado. Esto trae como consecuencia un índice menor de movilidad.
Hay muchas maneras de evaluar una empresa para saber si es una organización igualitaria. La ideal es fijarnos en algunos indicadores, como si los puestos directivos están copados por hombres, saber quiénes ostentan pluses, la distribución de los salarios o si las reuniones propician la conciliación familiar. Si las respuestas no son convincentes y se detectan desequilibrios entre hombres y mujeres, definitivamente el plan de igualdad sería muy necesario.
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