Cada vez son más los que deciden crear su propio sello personal para diferenciarse del resto de profesionales. Y no es para menos, nuestras capacidades nos hacen diferentes y, por tanto, nos permiten construir una imagen de nosotros mismos que indudablemente aumentará nuestro valor en el mercado laboral. Antes de Internet nos movíamos en un reducido círculo de contactos y compartir esa imagen con el mundo era complicado. Pero hoy en día las herramientas 2.0 nos permiten compartir con el mundo entero lo mejor de nosotros mismos, competir en el mercado y crear nuestra marca personal, o lo que se ha venido a llamar el Personal Branding.
Este concepto de marca personal que surgió en EEUU en los años 90 se basa en el marketing personal de cada individuo al considerarlo como una marca. Y como tal, debe ser construida, transmitida y protegida. Este proceso no es fácil ni tampoco breve, la marca personal no es algo con lo que se nace: se tiene que crear. Y si queremos ser una marca tendremos que saber qué imagen proyectar de nosotros mismos, con qué fin, y a qué público.
¿Cuál es mi marca personal?
Debemos empezar por reflexionar qué es lo que mejor sabemos hacer. Porque la marca personal es aquello que nos hace diferentes, lo relevante que hay en cada uno de nosotros para compartirlo con los demás. Debemos, por tanto, ser honestos con nosotros mismos y preguntarnos:
- ¿En qué soy bueno?
- ¿Cuáles son mis destrezas y habilidades?
- ¿Estoy preparado para darme a conocer y convertirme en un profesional?
- ¿Qué me diferencia del resto de profesionales?
Todos tenemos un pequeño don interior que nos puede hacer crecer, y estas preguntas nos ayudarán a encontrarlo.
¿Cómo creo mi marca personal?
Una vez sepamos qué queremos compartir con el mundo, podremos empezar a contruir la marca personal y a darle forma en dos sentidos: de un modo visual –a través de un logotipo y un nombre- y de manera conceptual, estableciendo los valores identificativos de nuestra marca. Por un lado, debemos tener en cuenta que el nombre de marca debe ser un nombre corto, claro, fácil de leer y fácil de memorizar, pudiendo servir tanto nuestro propio nombre personal como cualquier palabra inventada o relacionada con la marca. Y, por otro lado, toda marca personal debe tener unos valores que definan su personalidad, la hagan diferente y le permita conectar con su público objetivo o target. Debemos huir de valores genéricos del tipo: “dinámica”, “profesional”, “joven”, “comprometida”… Estos valores no nos harán diferentes. Debemos buscar aquello que nos hace únicos como marca y, para ello, debemos conocer muy bien a nuestro público o sector al que queremos dirigirnos.
¿Cómo transmito mi marca personal al mundo?
No importa que seamos y tengamos el mejor producto del universo si no sabemos cómo venderlo, por eso idear una estrategia de marketing y comunicación es de vital importancia. Herramientas 2.0 como las redes sociales o un blog personal nos ayudarán a conseguir este objetivo y a darnos a conocer. En cuanto a las redes sociales, es importante que estudiemos previamente el tipo de público que frecuenta cada una, y si éste encaja con el público al que queremos llegar. Este tipo de preguntas nos ayudarán a saber si nuestra marca personal debe estar presente en Facebook o Twitter (público heterogéneo), en LinkedIn (público profesional), en Instragram (público juvenil o amante de la fotografía), en Youtube (consumidor audiovisual)… Por otro lado, mantener un blog es otra oportunidad para darnos a conocer, interactuar con nuestro público objetivo y empezar a posicionarnos en Google como una marca de referencia.
El decálogo a tener en cuenta alrededor del concepto de marca personal
- Descubre tus propios valores.
- Crea una red de contactos profesionales.
- Sé perseverante en todo lo relacionado con tu proyecto.
- Comparte contenidos con alto valor añadido y que te posicionen como experto en tu materia.
- Crea un conjunto de canales complementarios entre sí y un calendario editorial que los conecte entre sí.
- Deja huella manteniendo tu rumbo y generando confianza.
- Labra una buena reputación en base a tu coherencia como profesional.
- Crea un storytelling en torno a tu marca, tu historia personal tiene mucho que contar.
- Delimita tu perfil profesional, no vendas ni humo ni servicios que no puedes realizar.
- Visibilidad a largo plazo. Las expectativas que crees, van a perdurar, piensa en ello al aplicar tus estrategias.
Si todavía no te has decidido a desarrollar tu marca personal propia, ten presente que el branding te ayudará a establecerte como profesional, a conocerte mejor a ti mismo y al público al que quieres dedicar tu trabajo, y sobre todo, te ayudará a ser competitivo en un mercado que cada vez es más grande y en el que, si solo eres uno más, pasarás desapercibido. Porque la marca personal en la actualidad es una ventaja, pero el día de mañana podría terminar convirtiéndose en un requisito.