Descubriendo la Fundación Malala

El nombre de Malala es bien conocido por todos desde que la pequeña pakistaní Malala Yousafzai relató al mundo, a través de un blog, su pequeña biografía y las inhumanas condiciones de vida que se desarrollan en el valle del río Swat, donde el régimen talibán prohíbe que las niñas puedan ir a la escuela. Así, Malala se convirtió rápidamente en un referente a favor de los derechos civiles y con el tiempo se ha convertido en una imagen icónica por su activismo en defensa de los derechos de las mujeres a través de la Fundación Malala, lo que le ha valido para merecer un Premio Nobel de la Paz en 2014, convirtiéndose así en la persona más joven (17 años) galardonada con este reconocimiento; entre otros muchos premios internacionales.

La pequeña Malala contó con un gran apoyo a nivel mundial cuando el 9 de octubre de 2012 sufrió un atentado talibán con varios disparos en el cráneo y en el cuello. La joven fue intervenida quirúrgicamente y fue sometida a una cirugía reconstructiva. Afortunadamente, sobrevivió al ataque y regresó a su activismo el día 4 de enero de 2013. Gracias a su recuperación, la joven pudo crear junto con su padre la Fundación Malala, con la misión de asegurar el derecho de todas las niñas a tener una educación de calidad durante su infancia.

Esta fundación, que cuenta con un equipo de 20 personas y está presente en 6 países, ahora se enfrenta a un enorme reto. Más de 60 millones de niñas en el mundo no pueden actualmente acceder a la escuela y en más de 70 países se enfrentan a casos de violencia si lo hacen. Malala quiere corregir todo esto, en defensa de un derecho humano básico como es la educación. La fundación trabaja con socios de todo el mundo para conseguirlo, invirtiendo en líderes y programas de educación, además de abogar por más recursos en las escuelas.

Las acciones de la Fundación Malala se distribuyen en distintos frentes: en Paquistán, trabaja para ayudar a las niñas amenazadas por el régimen talibán; en Nigeria, con las mujeres secuestradas por el despiadado grupo radical Boko Haram; en Sierra Leona, se centra en las chicas afectadas por la enfermedad del ébola; en Kenia lucha por enseñar habilidades tecnológicas, y en Jordania y el Líbano los esfuerzos se centran en crear escuelas y programas para apoyar a las niñas refugiadas de Siria. Algunos ejemplos significativos de estas misiones los encontramos en la inauguración de una escuela en el Líbano para acoger refugiadas sirias, con motivo del 18º aniversario de Malala Yousafzai; o la beca de 200 mil dólares por dos años con la que la fundación apoyó en Nigeria a Centre for Girl’s Education para combatir las consecuencias de los ataques de Boko Haram y asegurar así la educación de las niñas el máximo tiempo posible. Así mismo, la fundación también apoya a importantes campañas que trabajan en pro de la educación femenina mundial.

La Fundación Malala se ha convertido así en una organización donde las niñas y jóvenes de todo el mundo pueden hablar sobre sus experiencias y aportar sus ideas educativas; al tiempo en que se defienden e impulsan políticas locales, nacionales e internacionales que abogan por una educación de calidad, y también se invierte en iniciativas que ofrecen oportunidades de aprendizaje a las niñas en comunidades vulnerables.

Desde Femxa queremos reconocer toda esta labor excepcional de la Fundación Malala y aplaudir su razón de ser, con el fin de que las niñas del mundo entero encuentren un lugar protegido en el que soñar en grande, sentirse seguras y acompañadas para seguir defendiendo su derecho a la educación.