En el primer semestre de este año se han realizado un total de 8.538.741 nuevos contratos laborales, de los cuales 83.857 corresponden a contratos para la formación, lo que representa un 0.98% sobre el total de los contratos realizados.
Si analizamos las cifras de empleo y contratación que ha ido publicando el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) hasta el mes de junio, podemos ver que a lo largo de estos primeros meses del año los contratos para la formación duplican en % el crecimiento global de contratación del país, con un 23.71% de crecimiento respecto al 2014. Si bien es cierto que este crecimiento ha sufrido un frenazo en los meses de abril y mayo, que se recuperó holgadamente en junio.
Si se mantuviese ese crecimiento se podría estimar una contratación global de contratos de formación al finalizar el año de 175.000 contratos, dato coherente con el crecimiento de los últimos años (76.84%).
Algo a destacar es que el segmento de empresas que realmente se mantiene estable durante este primer semestre y con tendencia creciente a emplear bajo contratos para la formación es de las empresas de 1 a 25 trabajadores, subiendo su peso dentro del total de contratos para la formación respecto al primer trimestre un 4.13%, mientras que las empresas de 26 a 50 trabajadores han visto descender su peso respecto al primer trimestre un 2.46%. Las empresas incluidas en estos tramos de plantilla se llevan el 83% de los contratos para la formación y el aprendizaje.
Si analizamos la información desde el punto de vista de las ocupaciones, de los 62 grupos de ocupaciones asimilables a especialidades que distingue el SEPE, son 10 las que concentra el mayor incremento en volumen de contratos, siendo el sector servicios el que concentra el 85% de los contratos de formación con 71.426 contratos.
En cuanto a la distribución por regiones las comunidades que concentran el 81% son y por este orden Andalucía, la Comunidad Valenciana, Madrid, Canarias, Cataluña, Galicia, Castilla y León y Castilla-La Mancha.
La repercusión que tendrá la aplicación del nuevo RD Ley 4/2015, de 22 de marzo, sobre esta tendencia está por ver, y comprobaremos en los próximos meses si el crecimiento esperado se mantiene o se ralentiza, por una reforma en la que se esperaban algunos cambios de calado que no están recogidos y que por el contrario, incluye novedades que no han sido muy bien acogidas por el tejido empresarial.
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